Por G. A. Chinni
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NATIVOS DIGITALES
Helmut Maller baja el volumen de la música apenas ingresamos en su despacho, en lo alto del piso ciento cuarenta y cinco. Desde un amplio ventanal, su mirador, se observan varios distritos y los frecuentes Droves que circulan a baja altura. Nos recostamos sin nuestros calzados mientras se apagan las viejas melodías de When love comes to town, una de las canciones favoritas del doctor, la que suele bailar con su maniquí antes de las sesiones.
«Nuestros dispositivos y servicios sugieren siempre las mismas cosas. Las mismas raciones, la misma música, los mismos programas de alistamiento, los mismos lugares, los avisos de siempre. —Pienso en estas y otras cuestiones mientras el doctor Helmut Maller, nuestro psiquiatra, escribe algo—. Similares noticias se muestran una y otra vez. Informan que el código desarrollado por el instituto Katheudo es la solución a los problemas de seguridad alimentaria, de salud y clima cambiante. Mencionan que es necesario unificar, simplificar y regular para mejorar la situación ambiental. En la Asamblea General de Zonas, quienes nos lideran argumentan que se ha llegado a un punto límite, sin retorno ni recursos. Debemos alistarnos en los programas sanitarios y alimentarios; nos aplicarán un código cuando hagamos el censo poblacional decretado hace pocas semanas; tenemos algunas inquietudes.»
—Muy bien. Buenas tardes —saluda Helmut, algo agitado, acomodándose el moño de su corbata—. Hoy seré breve. Estamos por finalizar el tratamiento. Necesito que completen el siguiente formulario con el propósito de actualizar los diagnósticos personales de cada uno de ustedes. Es sencillo, se basa en un modelo de Demetrovics, Meerkerk, sus colaboradores y algunas recientes adaptaciones mías que resultan imprescindibles para evaluar ciertos trastornos. —Realiza estas aclaraciones mientras nos entrega unas preguntas.
El cuestionario que debemos completar incluye una serie de ítems que hacen referencia a niveles de obsesión, descuido y falta de control. El doctor nos explica su metodología para determinar alteraciones vinculadas con nuestras conductas. El test es similar a otros que hemos hecho con anterioridad.
«A continuación encontrará diez preguntas sobre el uso de dispositivos y servicios de entorno virtual. Indique en una escala del 1 al 4 el nivel que considere representativo: 1, nunca; 2, rara vez; 3, a menudo; 4, siempre.
- ¿Con qué frecuencia utilizas los servicios de entorno antes de acostarte o al levantarte?
2. ¿Cuán a menudo te olvidas las cosas?
3. ¿Has sufrido algún accidente que haya involucrado el uso de algún dispositivo o servicio?
4. ¿Te sientes tenso, irritado o estresado si no puedes utilizar alguna pantalla o proyección por varios días?
5. ¿Deseas disminuir la cantidad de tiempo gastado en el uso de tus servicios, pero no tienes éxito?
6. ¿Estás pendiente de algún servicio durante el día? ¿Esperas siempre algo nuevo de él?
7.¿Con qué frecuencia eliges salir con alguien (de carne y hueso) para divertirte un poco?
8. ¿Cuán a menudo juegas con tu mascota?
9. ¿Vives cansado, duermes mal?
10. ¿Llevas algún dispositivo al baño?»
-Cuestionario de Helmut Maller
Leemos el formulario. Me río un poco. Creo que estoy algo mejor. Soy un adicto en recuperación, al igual que Liam.
Termino rápido el test y se lo entrego al doctor.
—¿Desean saber algo más? —pregunta Helmut—. Como les dije, estamos terminando el tratamiento con esta sesión.
—No sé, pero… creo que aún faltan resolver algunas cosas importantes —señala Liam mientras entrega sus respuestas.
—Te he comentado en reiteradas oportunidades que este trabajo en conjunto sirve para diagnosticar y tratar aspectos esenciales, para que puedan recuperarse. Considero que lo han logrado. Tú, Liam, ya no eres tan violento ni tampoco te deprimes. Luca, tu hermano, no anda perdido por el distrito. Él ha comenzado a dominar muy bien las situaciones que conciernen a su Espectro. Ha mejorado su autismo —dice Helmut volteando su vista hacia mí—. Además, por lo que observo en los formularios, ambos han superado las adicciones a los dispositivos, han organizado mejor el uso de los servicios y entornos.
—Pero, ¿qué haremos con nuestros padres? —pregunta Liam—. Se encuentran internados en el Centro de Salud y Bienestar perteneciente al instituto Katheudo. No despiertan. No sabemos qué les ocurre. Por otro lado, sigo sin comprender lo del nuevo código, tengo algunas dudas. Varias cosas me inquietan. Siento que no estamos preparados.
—Creo entenderlos. Miren, yo también extraño a sus padres. Fuimos grandes amigos. Respecto al código desarrollado por el instituto Katheudo, es algo bastante reciente. No es una vacuna ni tampoco un antídoto. Es más bien algo que promueven como «innovador» desde la Asamblea General de Zonas. En realidad, todo lo que sabemos es que ha sido promulgado junto con el Censo Ambiental y Sanitario de Poblaciones. Pero ya lo hemos abordado en las últimas sesiones. Tenemos que terminar el turno. Lo siento. Es la hora. No puedo hacer mucho más. Está fuera de mi competencia —dice Helmut, mientras eleva sus hombros.
Hacemos una pausa. Liam se queda esperando una respuesta con la mirada puesta en el doctor. Yo también clavo mi vista en él. Helmut parece nervioso. Se pone de pie, da unos pasos hacia la ventana. Escapa por unos instantes de nosotros mientras se pierde en las proyecciones de vidrio.
—Quizá tengan que hacer un genobara… —murmura Helmut en voz baja.
—Perdón. No sé si escuché bien. ¿Qué tenemos que hacer? —pregunto—. Un geno… ¿Qué es eso?
—Me van a tener que disculpar, pero es tarde ya. Debo irme. Hoy no les cobraré. Es la última sesión —dice Helmut mientras guarda sus cosas.
—Bueno. Gracias, doctor. Pero no podemos quedarnos así —le digo.
—Miren, yo no hago genobaras. Hace tiempo que nadie hace uno. Pero podrían buscar al doctor Bara —responde Helmut.
—Pero, ¿dónde podemos encontrar al doctor Bara? ¿Quién es él? —pregunto.
—El doctor Bara… Nel Bara. Lo conocí cuando inicié mi carrera. Además de ejercer en lo nuestro, se dedicaba también a cuestiones artísticas. Era muy bueno en ese ámbito, como también lo era su padre. Ambos tenían la virtud de haber desarrollado una especialidad complementaria, la de los genobaras. Pero en los últimos tiempos no lo he visto a Nel ni tampoco se ha escuchado noticia alguna de su padre. No sé si todavía ejercen con las nuevas regulaciones. Mi especialidad, en cambio, es otra; trato las adicciones tecnológicas, las enfermedades de entornos, como ya saben. Hay pocos doctores con mis estudios, experiencia y condición. Tengo mucha demanda. Esto me exime por el momento de ciertas obligaciones, como es el caso del censo. Aunque en algún momento es probable que deba hacerlo —concluye Helmut mientras apaga las luces de la oficina.
Nos miramos resignados con Liam. Dejamos nuestros sillones. Caminamos hacia el pasillo de salida mientras Helmut escribe algo en un papel. Luego se lo entrega a Liam. Parece ser una receta o un permiso para adquirir medicamentos.
—Es todo lo que puedo hacer por ustedes. Espero que mejoren sus padres, que también se resuelva lo del código. No sabemos mucho sobre este requerimiento. Es algo que parece «novedoso». Por último, no se olviden, hay un mundo allí afuera, un mundo alejado de las redes, servicios o conceptos actuales… y debe ser descubierto… ¡Ah!, y no dejen de bailar. Es bueno para la salud —dice Helmut al salir hacia el pasillo oscuro que conduce hasta los ascensores.
Voy detrás de Liam mientras él lee las indicaciones que le dejó el doctor.